Hay viviendas que, aunque a simple vista puedan parecer ordinarias, esconden rincones realmente especiales. Esta cocina nórdica abierta bajo techo inclinado y vigas de madera es un claro ejemplo de cómo el diseño inteligente y el cariño por los detalles pueden transformar por completo un espacio.
No siempre soñamos con un piso interior, especialmente si no cuenta con vistas abiertas o balcón. Sin embargo, este ático dúplex de 57 m² demuestra que, con creatividad y buen gusto, se puede crear un hogar luminoso, acogedor y lleno de personalidad, incluso en medio de la ciudad y rodeado de otros edificios.
Un ático que sorprende por su amplitud y luz
La distribución de este ático es una de sus grandes virtudes. El salón, el comedor y la cocina comparten un espacio abierto y diáfano bajo un techo inclinado, lo que aporta una maravillosa sensación de amplitud. Las ventanas laterales y las claraboyas en el tejado permiten que la luz natural bañe cada rincón, haciendo que el ambiente se sienta cálido y vibrante a cualquier hora del día. Desde la zona de día, una escalera conduce a un acogedor dormitorio en la planta superior, aprovechando al máximo la altura y el volumen del espacio.
La cocina: minimalismo cálido y funcionalidad nórdica
Sin duda, la cocina es el corazón de este ático. Dispuesta en forma de L, destaca por sus líneas limpias y su estética minimalista. Los muebles bajos de color blanco, sin tiradores visibles, refuerzan la sensación de orden y amplitud. La extensa encimera de madera natural aporta calidez y conecta visualmente con las vigas vistas del techo, creando un contraste precioso entre lo moderno y lo rústico.
Todos los electrodomésticos están perfectamente integrados, lo que permite mantener la armonía visual y la continuidad de las superficies. La ausencia de muebles altos y la elección de lámparas tipo flexo sobre la encimera contribuyen a que la cocina se sienta ligera y despejada, perfecta para quienes valoran la funcionalidad sin renunciar al estilo.
Detalles que enamoran
Las vigas de madera originales, con su pátina natural, son auténticas protagonistas y aportan carácter y autenticidad al conjunto. Los suelos de parquet en espiga añaden textura y elegancia, mientras que los pequeños toques de color en la decoración, como las obras de arte y los libros, hacen que el espacio resulte aún más acogedor y personal.
La mesa redonda, acompañada de sillas CH24 de madera oscura con pieles negras, crea un rincón ideal para desayunos tranquilos o cenas informales, siempre disfrutando de la luz natural que entra a raudales.
¿Viviríais en un apartamento con cocina abierta, bajo techo inclinado y vigas de madera como esta? Nosotros si :)). Este post fue publicado por primera vez en delikatissen en junio de 2017 y revisitado hoy, ¡feliz lunes!
























Fotos propiedad edc
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