Los tonos blancos, greige y arena enfatizan los refinados y elegantes detalles arquitectónicos de este pequeño y encantador piso sueco.
Lo primero que llama la atención al ver las fotos son esos techos de 3,5 metros de altura, adornados con delicadas molduras que evocan un aire clásico y elegante. Los grandes ventanales actúan como lienzos que enmarcan la luz natural, inundando cada estancia y conectando el interior con el exterior de una manera fluida gracias a una distribución diáfana muy acertada.
Pero la lista de tesoros arquitectónicos no acaba ahí. Una clásica chimenea sueca de porcelana se erige como un punto focal lleno de historia y carácter, mientras que el suelo de madera dispuesto en espiga añade una textura visual rica y atemporal. Y qué decir de esas puertas dobles de madera que nos invitan a descubrir la intimidad del dormitorio… Cada elemento cuenta una historia.
Creemos que la clave para que todos estos detalles convivan en armonía reside en la sabia elección de la paleta de colores: blancos rotos luminosos y tonos arena suaves o greige. Esta combinación neutra actúa como un lienzo perfecto que permite que las características arquitectónicas brillen con luz propia, evitando cualquier sensación de sobrecarga o barroquismo. Imaginad este espacio con colores más intensos… no sería en absoluto lo mismo.
La selección de muebles ligeros y de proporciones adecuadas, junto con la inteligente gestión de la luz natural y los toques de madera clara, completan esta fórmula de éxito. ¿El resultado? Un pequeño piso con un estilo innegable, donde cada detalle ha sido cuidadosamente considerado para crear un ambiente relajado y lleno de encanto. ¿No os parece inspirador cómo se puede destilar tanta personalidad en tan pocos metros?
Este post fue publicado por primera vez en delikatissen en junio de 20178 y revisitado hoy, ¡feliz martes!




























Fotos propiedad Stadshem
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